lunes, 30 de noviembre de 2009

SIGLOS

Cada mañana, como por arte de magia, un nuevo elemento decorativo aparece en algún rincón de tu casa. Vives solo. Nunca has entregado una copia de tus llaves a nadie. Aunque parezca extraño, no pareces preocupado por el hecho de que alguien haya entrado en tu hogar para realizar las modificaciones. No te sientes amenazado. Tu forma de enfrentarse a un hecho inexplicable es ignorándolo. Un reloj de diseño barroco sobre la cómoda, jarrones de porcelana indudablemente caros, candelabros, una silla dorada con respaldo de terciopelo rojo, espejos, una enorme alfombra. Asistes a una silenciosa mutación decorativa llevada a cabo por un agente desconocido con un gusto mezcla de victoriano, rococó y Luis XIV. El televisor de plasma sobre un buró ornamentado a mano. Los libros de Ken Follett sustituídos por viejos tomos de medicina forrados con piel. La vitrocerámica que da paso al horno de leña. La chupa de cuero mutada en casaca con intrincada botonería. Una nueva sorpresa estética cada mañana. Los óleos, las cortinas gruesas dignas de un palacio, un mayordomo. Un puto mayordomo. Y sólo falta que desaparezcas tú para que el siglo XXI sea expulsado de tu casa definitivamente.

5 comentarios:

jonathan millán dijo...

jajaja! un puto mayordomo!

Miguel Noguera dijo...

Creo entender que planteas algo así como un viaje temporal a través del objeto. Interesante propuesta. Te dejo mi teléfono para que lo comentemos:

09090R909009990A000990SSF00192220000

marcos javega dijo...

hongo deluxe, este

Anónimo dijo...

No sé cómo lo veis vosotros, chicos, pero es un dramón de gran magnitud lo que el señor Hongos nos ha traído hoy. Bueno, el lunes. Siento el retraso.

Fdo: Hopositor

Nino dijo...

Delicioso.