La ejecutiva de una gran empresa norteamericana con sede en España contempla su imagen en el espejo de los baños de la segunda planta. Viste un traje de color tostado y una camisa blanca. Tiene 40 años, pelo largo y negro, rostro afilado de calientapollas. Se mira en el espejo rodeada por la penumbra. El tono oscuro del mármol absorbe casi por completo cualquier fuente de luz. La ejecutiva se desabotona la camisa y se saca un pecho. En una esquina, la señora de la limpieza escurre un trapo sucio y frota los azulejos de la pared. La ejecutiva rígida como un soldado. La teta blanca y firme desafiando a un enemigo abstracto.
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2 comentarios:
Molt bo.
Esa señora de la limpieza entrenada para ignorar los dislates de sus superiores.
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