Han conseguido que el tiburón sobreviva fuera del agua. Le han limado los dientes, dejando unas puntas redondeadas que restan fiereza a la expresión del animal. Y el tiburón ha aprendido a caminar; a ondularse como una serpiente sobre el suelo de mármol.
Por eso el niño puede jugar con él sin que exista el riesgo de un ataque mortal. No está muy claro si fue Mateo el que bautizó al tiburón con el nombre de Floppy, aunque todo la familia le atribuye la ocurrencia. También fue Mateo quien le enseñó a traer las zapatillas o a rodar sobre la alfombra cuando alguien aplaude. Siempre ha existido una estrecha relación entre el niño y su mascota.
El caso es que ver a Floppy muerto frente al garaje supone un duro golpe para Mateo. Y no le importa mancharse de sangre mientras sostiene al tiburón en brazos y entra en casa, dejando caer sus lágrimas sobre las huellas de neumático que decoran la cabeza aplastada del animal.
Por eso el niño puede jugar con él sin que exista el riesgo de un ataque mortal. No está muy claro si fue Mateo el que bautizó al tiburón con el nombre de Floppy, aunque todo la familia le atribuye la ocurrencia. También fue Mateo quien le enseñó a traer las zapatillas o a rodar sobre la alfombra cuando alguien aplaude. Siempre ha existido una estrecha relación entre el niño y su mascota.
El caso es que ver a Floppy muerto frente al garaje supone un duro golpe para Mateo. Y no le importa mancharse de sangre mientras sostiene al tiburón en brazos y entra en casa, dejando caer sus lágrimas sobre las huellas de neumático que decoran la cabeza aplastada del animal.