lunes, 28 de septiembre de 2009

FLOPPY

Han conseguido que el tiburón sobreviva fuera del agua. Le han limado los dientes, dejando unas puntas redondeadas que restan fiereza a la expresión del animal. Y el tiburón ha aprendido a caminar; a ondularse como una serpiente sobre el suelo de mármol.
Por eso el niño puede jugar con él sin que exista el riesgo de un ataque mortal. No está muy claro si fue Mateo el que bautizó al tiburón con el nombre de Floppy, aunque todo la familia le atribuye la ocurrencia. También fue Mateo quien le enseñó a traer las zapatillas o a rodar sobre la alfombra cuando alguien aplaude. Siempre ha existido una estrecha relación entre el niño y su mascota.
El caso es que ver a Floppy muerto frente al garaje supone un duro golpe para Mateo. Y no le importa mancharse de sangre mientras sostiene al tiburón en brazos y entra en casa, dejando caer sus lágrimas sobre las huellas de neumático que decoran la cabeza aplastada del animal.

sábado, 5 de septiembre de 2009

EL PAQUETE

Tras un prolongado descuido, la madre descubre que alguien se ha llevado a su bebé de solo nueve meses al que paseaba en un carrito por una zona solitaria del parque. Los días que siguen al suceso suponen todo un via crucis de angustia para el matrimonio, que espera la hipotética llamada del un hipotético desalmado solicitando cierta cantidad por la liberación del pequeño. Porque están convencidos de que se trata de un secuestro. Pero no se produce tal llamada. Una semana después, un repartidor de UPS hace entrega al matrimonio de un paquete de cartón con remitente falso. El paquete tiene la forma y tamaño de una caja para botas de drag queen. Y contiene al pequeño. Muerto. Dentro del paquete descubren al bebé equipado con guantes de boxeo, protector bucal y calzón de color rojo de la marca Everlast. Un bebé de nueve meses ataviado como un boxeador y con el cuerpo destrozado. Con morados y cortes. Con los brazos repletos de bultos. La nariz rota y una ceja partida. Una equipación de boxeo a medida. Una dosis de horror prácticamente letal.