miércoles, 19 de noviembre de 2008

LA ERA DEL TERROR

La pesadilla consiste en que el cajero del supermercado hace un llamamiento a todos los clientes a través del sistema de megafonía para que se acerquen a la caja a reirse de la compra de Donato. Lo que el dependiente dice es algo así como: “Señores clientes, les invito a visitar la caja 23 para que se burlen sin piedad de la compra que acaba de realizar este imbécil”. Y el pobre Donato siente una vergüenza atroz mientras decenas de personas señalan a los productos que ha adquirido y el local se inunda de carcajadas. No se trata de que haya comprado condones, ni compresas, ni revistas porno, ni nada por el estilo. Sólo se ha llevado dos cartones de leche, arroz, pasta y un paquete de cereales. Pero la gente se sostiene el estómago y hay lágrimas y ataques de tos y cada vez hay más clientes alrededor de la compra de Donato. “Fíjense con atención en todo lo que se lleva a casa este subnormal”, sigue diciendo el cajero con una voz neutra, desprovista de sentimientos, cebándose con Donato, que se siente como desnudo en medio de una plaza, con los genitales expuestos a la vista de los transeuntes. “¿Se puede ser tan estúpido?”, pregunta el cajero para arengar a la multitud. Y Donato se queda paralizado hasta que la pesadilla se diluye en una espiral de carcajas.

4 comentarios:

Javier Sales Melgarejo dijo...

¡Qué miedito!, yo que odio que la gente sepa que compro la leche semidesnatada...

Hongos dijo...

Yo también la compro semi, no tienes porque avergonzarte. Juntos lo superaremos.

Porterodelantero dijo...

Tu relato pone de manifiesto que cualquier compra en un supermercado es potencialmente ridícula. Basta con verbalizarla.

Anónimo dijo...

Verdaderamente es aterrador cuando te insultan de una manera tan aséptica y neutra. Te desprecio y encima paso de ti.

Este texto da miedo.