-No le molesta, ¿verdad?
-No, no, qué va. Así está perfecta.
-¿La aprieto un poco más? ¿Seguro que no ve nada?
-Nada de nada.
-¿Cuántos dedos hay aquí?
-Le he dicho que no veo nada.
-Vale; ahora relájese... Mueva los dedos de los pies... Siente cómo sus piernas pierden peso...
-Sería más fácil si estuviese sentada.
-No hable todavía. Sólo escuche.
-Perdón.
-Su cintura, su torso, su cuello, su cabeza... Poco a poco deja de sentir el cuerpo... Piense en algo agradable.
-Algo agradable...
-Silencio... Un prado, por ejemplo. Un prado recién regado por la lluvia, las briznas de hierba brillando bajo el sol, el murmullo de un arroyo cercano...
-Un niño.
-¿Cómo?
-Veo a un niño tumbado boca abajo en el centro del prado. No respira.
-Es su hijo, ¿verdad? Siga hablando; estamos llegando a algo.
-Es mi hijo. Le acaricio la cabeza... Hay sangre en su pelo...
-No, no. Olvide la realidad; no piense en el accidente. Su pequeño sigue vivo. En este prado manda usted.
-Lo sostengo entre mis brazos... Sus ojos...
-¿Qué ocurre con sus ojos?
-¡Los está abriendo! Dios mío, mi niño está...
-...
-Oye, ¿me has tocado un pecho?
-...
-Te pregunto que si me has tocado un pecho.
-No lo sé... ¿Le he tocado un pecho?
-Quítame esta venda, hijo de puta.
-No, no, qué va. Así está perfecta.
-¿La aprieto un poco más? ¿Seguro que no ve nada?
-Nada de nada.
-¿Cuántos dedos hay aquí?
-Le he dicho que no veo nada.
-Vale; ahora relájese... Mueva los dedos de los pies... Siente cómo sus piernas pierden peso...
-Sería más fácil si estuviese sentada.
-No hable todavía. Sólo escuche.
-Perdón.
-Su cintura, su torso, su cuello, su cabeza... Poco a poco deja de sentir el cuerpo... Piense en algo agradable.
-Algo agradable...
-Silencio... Un prado, por ejemplo. Un prado recién regado por la lluvia, las briznas de hierba brillando bajo el sol, el murmullo de un arroyo cercano...
-Un niño.
-¿Cómo?
-Veo a un niño tumbado boca abajo en el centro del prado. No respira.
-Es su hijo, ¿verdad? Siga hablando; estamos llegando a algo.
-Es mi hijo. Le acaricio la cabeza... Hay sangre en su pelo...
-No, no. Olvide la realidad; no piense en el accidente. Su pequeño sigue vivo. En este prado manda usted.
-Lo sostengo entre mis brazos... Sus ojos...
-¿Qué ocurre con sus ojos?
-¡Los está abriendo! Dios mío, mi niño está...
-...
-Oye, ¿me has tocado un pecho?
-...
-Te pregunto que si me has tocado un pecho.
-No lo sé... ¿Le he tocado un pecho?
-Quítame esta venda, hijo de puta.
2 comentarios:
REALMENTE HAS HECHO UN DESCUBRIMIENTO, PUES ES (ERA) UN BLOG SEMISECRETO PARA ENSEÑAR A AMIGOS QUE AL FINAL SE ESTÁ ABRIENDO CAMINO HACIA LA LUZ.LA VERDAD ES QUE ME HA HECHO ILU VERLO LINKADO ASI QUE COMO EN EL LIBRO HABRÁ MUCHO MÁS DE LO QUE SE PUEDEN VER EN EL BLOG MEJOR SI DEJA DE SER SECRETO.
POR CIERTO, "OTRO PIONERO" ES UNO DE MIS RELATOS PREFERIDOS DEL FOSTER.Y NO MIENTO SI DIGO QUE MIKEL SIEMPRE LLEVA UN BUEN TOCHO DE WALLACE EN LA ENTREPIERNA.
Hostia, la mejor de las conversaciones que tienes publicadas.
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