sábado, 2 de agosto de 2008

VENTURA

Nadie lo sabe, pero el tipo que está inflando a pulmón esa bola gigantesca y transparente se llama Ventura. A su lado, una toalla verde y una bolsa de deporte vacía. No caben más bañistas en la playa. Parejas de abuelos con neveras portátiles, niños llenándose el paquete con arena, chicas que broncean sus pechos ya bronceados, como hipnotizadas por el sol.
Hoy es el día en el que Ventura va a estrenar su nueva adquisición: La Bola Rodante. Una bola inflable en la que te puedes introducir para caminar sobre las aguas. Lo más de lo más. Protagonismo asegurado.
Ventura es alto y ancho de hombros, por eso le cuesta un buen rato acceder al interior de la bola. Lo hace a través de una abertura similar a una vagina, ayudado por la crema solar que se ha untado en cada rincón del cuerpo.
La bola que contiene a Ventura avanza hacia la orilla levantando murmullos de admiración. Sólo hay que caminar para hacerla rodar. Y así es como Ventura comienza a pasear sobre las olas, exhibiéndose, gustándose, sintiéndose más que cómodo con todas las miradas que se posan en él y en su chisme playero.
La primera en darse cuenta de que algo va mal es la señora que teje un jersey en la orilla. El interior de la bola comienza a parecerse a un invernadero. El tipo tiene dificultades para respirar y busca la abertura frenéticamente. Pero no es tan fácil. Los movimientos histéricos de Ventura sólo consiguen que la bola ruede más y más rápido. La gente está fascinada con la exhibición. “¡Se ahoga, se ahoga!”, grita la señora sin interrumpir la confección del jersey. Nadie le hace caso.
Minutos después, dos jóvenes de la Cruz Roja están rajando la bola con una navaja para extraer al cadáver mientras un grupo de curiosos rodea la escena. Y lo más triste de todo: Los conductores que circulan por la carretera paralela al paseo marítimo continuan su marcha convencidos de que han presenciado la captura de una medusa gigante.

3 comentarios:

Flask dijo...

Ei! que buenos tus relatos. Se me ponen los pelos de punta pensando el bucle surrealista de la McMuerte. Puro terror!

Anónimo dijo...

Genial. El final es la ostia de amargo... Pobre Ventura.

Un abracito.

Anónimo dijo...

He caído por aquí de casualidad y estoy encantado.