Está pidiendo limosna con la foto de tu hijo. Es una señora mayor, rumana; su cabeza envuelta en un pañuelo de colores chillones. Una vieja con la cara arrugada como un escroto. Se balancea arrodillada en el suelo y lanza al mundo sus lamentos mientras sostiene un vaso de plástico en la mano. Un vaso lleno de monedas.
Tengo un ijo a Rumania. El mui enfermo. Nesecita medicina. Ayuda, por vafor.
Eso es lo que han escrito con un rotulador negro de punta gorda bajo la imagen de tu pequeño. Un collage sobre cartón apoyado sobre el regazo de la pedigüeña.
Te acercas más para comprobar que no estás equivocada, que no es un espejismo. No hay duda: es una fotografía de tu hijo. Con su equipaje del equipo de fútbol del colegio y un balón bajo el brazo. Su sonrisa inconfundible. Alguien la debe de haber perdido y esta señora la ha incluido en su farsa. No es tan inquietante como parece, terminas pensando.
Y echas cincuenta céntimos en el vaso.
3 comentarios:
Sin duda se merece los 50 céntimos. El crío rumano bajándose la foto de internet... La impresión prestada en un locutorio amigo.. "No es tan inquietante como parece". Genial
Ei, la primera frase sería un minihongos redondo.
Últimamente mencionas mucho a los niños en tus relatos. ¿Será el reloj biológico o será que vas a secuestrar a uno?
Saludos!
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