domingo, 6 de diciembre de 2009

SINÓPSIS II

"El extraordinario caso del hombre iguana" (Nicolai Gardner, 1977); color; 178 min.

Un solitario empleado de correos (Eric S. Milton) cae en una profunda depresión cuando la iguana que tiene como mascota fallece por causas naturales. Incapaz de deshacerse del cadáver del animal, decide conservarlo sobre una de las baldas de su frigorífico. Los signos de descomposición comienzan a ser evidentes una semana después. Burbujeantes costras sobre la piel de la iguana, diminutos gusanos que entran y salen de sus cuencas oculares, hedor a muerte. Un espectáculo de putrefacción que comienza a extenderse por todo el contenido del frigorífico. Frutas preñadas de microbios y trozos de queso del color de las varices que el solitario empleado de correos engulle sin mostrar un mínimo atisbo de sentido común. Demasiado deprimido y angustiado como para darse cuenta de que toda esa comida que apesta a iguana muerta supone un potencial peligro para su salud. Y es entonces cuando comienza la transformación. Las ronchas de tono verdoso en su pecho, las uñas de los pies desprendiéndose con facilidad. Una especie de pus negro y cremoso que le llena la boca. El empleado de correos –que está convencido de que su cuerpo está siendo utilizado como recipiente por el alma de su mascota muerta- comienza a comportarse como un reptil. Recorre el pasillo a cuatro patas, emite sonidos siseantes con cara de loco, vegeta tumbado en posición fetal dentro de una bañera vacía. Todo un despliegue interpretativo filmado con cámara en mano que conduce al final de la película, donde se revela que la supuesta metamorfósis de hombre a iguana no es más que una devastadora infección de tres pares de cojones que acaba con la cordura y después con la vida del solitario empleado de correos.

3 comentarios:

00 dijo...

el amor puede ser devastador.

MarcMarcoE dijo...

sólo existe en VHS no?

Miguel Noguera dijo...

La expresión TRES PARES DE COJONES, muy bien.

Tres pares en línea, una vaina testícular. Un INOCULADOR.