El Papa Benedicto XVI se despierta en mitad de la noche, bañado en sudor. Trata de recordar los detalles de la pesadilla. La melodía triunfal resonando tras las nubes que cubrían el campo de trigo. La sensación de poder e invulnerabilidad de la que ha sido dueño mientras cabalgaba a lomos de la oruga gigante. Desnudo, sosteniendo el cetro dorado con mano firme. El gorro romboidal sobre su cabeza. Bebe un poco de agua del vaso que está apoyado sobre su mesita de noche. Tose ligeramente. Se duerme.
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3 comentarios:
Joder.
Oye, ya sé que a estas alturas será un tema muy manido, pero ¿qué te pareció el agarrón al que fue sometido el papá hace dos días?
La loca iba llevaba una sudadera ROJO DIABLO.
insisto, deberia rodar películas cortas. tienes ESE tipo de detalles...
saludos!
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