Tres señoras con abrigos de visón y peinados esculpidos con generosas dosis de laca lamen la superficie de un charco en el centro de la plaza. De vez en cuando, alzan sus cabezas para devolverle la mirada a los transeuntes; las comisuras y barbillas manchadas de fango, los ojos hinchados de miedo. Como tres buitres concentrados en la labor de despedazar un cadáver. Y cuando algún ciudadano cargado de buenas intenciones se acerca a la escena para interesarse por el lamentable estado de las ancianas, estas le regalan una coz acompañada de gruñidos guturales y después siguen lamiendo el charco con una violencia renovada. Con una sed que aumenta a medida que se sacia.
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2 comentarios:
Después de una peluquería no hay cosa mejor que un buen charco con coliformes fecales. Bravo Capitán.
Yo las clasificaría en tribu urbana, sin pensarlo.
No te voy a decir lo típico de "me ha encantado tu blog" porque sólo lei esta entrada y me voy a dormir ya. Pero pasaré por aquí de nuevo para leer con más calma y menos sueño.
Un saludo
PD: Via Andariego, por cierto. Por si las estadísticas
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