En la cena de navidad que cada año organiza la empresa descubrimos que el subdirector es aficionado a la quiromancia. Durante la sobremesa, nos explica que el término nace de la unión de las palabras “mano” y “adivinación” en lengua griega. Que muchos quiromantes fueron ejecutados por la Santa Inquisición, que consideraba sus prácticas afines a la brujería. El subdirector nos cuenta todas estas cosas mientras sorbe su café cuidadosamente, evitando manchar su corbata celeste. Nunca le habíamos escuchado hablar tanto y tan animadamente. Menciona la Línea de Mercurio y el Anillo de Venus. Nos enseña a localizar la Línea de la Vida utilizando como ejemplo la palma de su mano. Afirma que el futuro ya está escrito y que él puede descifrar en los pliegues de nuestra piel la fecha exacta en la que vamos a morir. El subdirector le dice a la chica que trabaja en recursos humanos que –si ella lo desea- puede adelantarle ahora mismo si el bebé que lleva en su vientre es niño o niña. Que si le mostramos durante solo unos segundos nuestras manos puede saber sin riesgo de error si nuestras mujeres nos son infieles o si vale la pena que compremos lotería de navidad. Nos dirá quién morirá a causa de un cáncer y quién por culpa de un conductor borracho. Y es entonces cuando desde la otra punta de la mesa llega volando una aceituna que impacta en la frente del subdirector.
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2 comentarios:
Un subdirector en una cena de Navidad tiene mucho peligro. Conozco el caso de uno que era aficionado al "shuriken jutsu". Aquella cena acabó siendo una auténtica carnicería.
jaja muy buena la entrada triunfal de la aceituna! A veces los personajes secundarios se llevan todo el rédito... jaja
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