Para aquellos que lo habéis solicitado vuelvo a subir mi novela ligera "Quásar", escrita ya hace cinco años. Ideal para leer en la playa.
AQUÍ EL LINK: QUÁSAR
viernes, 5 de julio de 2013
viernes, 14 de septiembre de 2012
viernes, 20 de julio de 2012
EL DIRECTOR
Cuando los protagonistas de la comedia romántica (profesor
universitario divorciado y viuda sexy) deciden finalmente sucumbir a los
placeres de la carne, el director decide que la cámara aparte lentamente la mirada.
El clásico y manido recurso que, acompañado por un fondo musical meloso,
desemboca en un plano fijo a una ventana o a la chimenea encendida frente a la
alfombra del salón. Sugerir en vez de mostrar. Las manos del amante que se
afanan en desabotonar la blusa. El cabello recogido de la chica desordenado a
base de caricias. El traveling que nos toma de la mano para invitarnos a dejarles
un poco de intimidad justo cuando ella se afloja el sujetador y estamos a
punto de ver un poco de teta. Porque todos somos adultos y sabemos perfectamente a qué
se dedica la pareja mientras el director decide mostrarnos los pies desnudos de
los amantes, la mesita con tapete de ganchillo donde reposa el teléfono, las
cortinas filtrando luz de luna, la penumbra, un culturista negro y desnudo que,
sentado sobre el suelo en un rincón de la estancia, se taja el glande con una
cuchilla de afeitar justo en el momento en el que eyacula.
lunes, 16 de julio de 2012
ANIMALES
El erizo está cachondo. Es fácil percibirlo porque su mirada apunta al vacío y su cuerpo se hincha y deshincha a un ritmo frenético. Como si todo el oxígeno del mundo no fuera suficiente para evitar el colapso de su diminuto corazón. Y también la víbora que aparece en el siguiente plano. No puede estar más salida. Solo hay que ver cómo repta en busca de las zonas más irregulares del suelo para aliviar el escozor. Las piedrecitas, las hojas secas, las raíces desenterradas al pie de los árboles. Ese león marino que se muere de ganas de follar mientras trata de mantener el equilibrio sobre un trozo de hielo. No importa que sea un plano aéreo, no importa que por el momento solo sea una mancha oscura en el centro de un islote a la deriva. Hay que ser estúpido para no darse cuenta de que el animal necesita meterla en caliente. Lo sabe él desde el sofá de su casa, lo sabía el cámara que años atrás filmó las imágenes desde el helicóptero, lo sabe cada puto espectador que en este mismo momento –está seguro de ello- se horroriza más y más por el hecho de que este inadmisible documental de pornografía explícita se esté emitiendo en la franja de horario infantil. La gacela, la cebra, el tucán. Si fuese posible, follarían todos con todos. El aleteo supersónico del colibrí, los movimientos tensos del cuello de la tortuga, esa estrella de mar que lleva una empalmada tan bestia que obliga al hombre a apartar la vista de la pantalla. Y a apagar la tele, levantarse del sofá y tomar papel y bolígrafo para escribir una carta de protesta al canal que jamás enviará. No se le ocurre otra forma más sutil de masturbarse.
sábado, 6 de agosto de 2011
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