El cazador detecta un movimiento entre las ramas y apunta hacia el lugar con su rifle de mira telescópica. La imagen se amplía, dividida por la cruz negra dibujada en la lente. No hay miedo en la mirada del ciervo porque desconoce la presencia del cazador. El dedo que acaricia el gatillo. Las hojas que brillan bajo el sol, el pelaje tostado del animal, un hombre diminuto y rechoncho agarrado a su chepa. Un hombre desnudo de no más de 40 centímetros de altura aferrado al cuello del ciervo. El disparo.
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4 comentarios:
Al rico homúnculo encebollado.
No sé si ha llegado a valorar lo particular de su blog. Quiero felicitarle por una cualidad exactamente: la frescura breve. Alguna cosa se la he robado y me la he guardado.
Una pregunta, ¿sabe algo de Guardería C?
Se agradecen los elogios. Me atrevo a lanzar una fecha para la publicación del séptimo programa de Guardería Cabaret y para el estreno del nuevo blog del programa: Octubre.
¡Qué gran noticia!
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