miércoles, 13 de agosto de 2008

HOMBRES

Al principio no es del todo alarmante. En el sueño, Raúl se besa con un hombre en el lujoso ascensor de un hotel; uno de esos que incluyen a un botones con chaqueta roja y gorrito de alférez. Es un beso inocente, desprovisto de lujuria, aparatoso. El hombre es atractivo y huele a perfume caro.
Raúl se despierta en mitad de la noche con una sensación desagradable en los labios. Entra en el baño y se enjuaga la boca. Escupe varias veces en la taza del retrete. Cuando vuelve al dormitorio se acurruca junto a su mujer y tarda un buen rato en conciliar el sueño. Raúl no es gay. No le atraen los hombres en lo más mínimo. Se supone que en los sueños uno da rienda suelta a sus deseos ocultos. Pero no cabe duda de que Raúl no tiene ni una pizca de homosexualidad en sus venas.
El sueño de la noche siguiente se desarrolla en una sauna del tamaño de una cabina telefónica. No se trata del mismo hombre. Esta vez es un tipo gordo y peludo que se deja magrear la polla. Raúl la siente entre sus manos como una zanahoria convulsa y sudada. El asunto se está volviendo ciertamente preocupante.
Tres noches después, Raúl participa en un trío de machos. Activa y pasivamente. Practica felaciones a dos manos. Se deja el alma en un beso negro interminable. No hace ascos a los envites de un anciano decrépito con anillos de oro.
Cada mañana, Raúl se despierta con el estómago revuelto y un horrible sabor a sal en la boca. Se mete en la ducha y se enjabona el cuerpo como si quisiera arrancarse la piel.
Y la carga sexual de sus sueños sigue in crescendo. Coprofagia, corridas en la cara, lluvia dorada, niños con los ojos vendados y las manos atadas con una soga... Raúl está a punto del colapso. ¿Qué cojones significan todos estos sueños? ¿Está mutando su orientación sexual a estas alturas del partido? ¿Y el asunto de los menores? ¿Es que hay algo realmente podrido que se está abriendo paso a través de su subconsciente?
Así que decide hablarlo con su esposa. Entre lágrimas, le cuenta con pelos y señales todo este asunto de los sueños porno. Lo hace en voz baja para no despertar a los niños, que duermen en el cuarto de al lado. Se desahoga hasta quedar vacío de palabras. Y la reacción de su mujer consiste en un violento ataque de risa, teatral y prolongado hasta la náusea.

1 comentario:

Agitese antes de usar dijo...

Espectacular! eso me paso a mi con mercedes mila