miércoles, 6 de agosto de 2008

FELICES

-La verdad, no sé qué hago aquí. No necesito nada de esto. Soy feliz.
En el otro extremo de la habitación, la chica se quita la ropa mientras permanece sentada en el borde de la cama. Pliega con cuidado su falda y la coloca sobre una silla. Después se desabrocha la blusa.
-Casado, dos hijos, un buen trabajo –dice el hombre mientras se deshace de sus pantalones.- ¿Cuánta gente pagaría por estar en mi situación?
Se desnuda completamente. Su pene cuelga como un globo recién explotado. A sus pies hay una bolsa de deporte de la marca Adidas. Lo primero que saca de ella son unos pañales enormes; enormes incluso para un adulto. Entre otros objetos, la bolsa contiene: un biberón lleno de leche, un chupete, las llaves de un Audi A8, un osito de peluche y un teléfono móvil de última generación.
-¿Sabes que Daniel ha sacado un sobresaliente en matemáticas? –dice el hombre mientras se ajusta el pañal y se coloca un gorrito azul celeste.- Tenemos un pequeño genio en casa.
Ahora saca un camisón de su bolsa de deporte y se lo lanza a la chica. Cuando ésta se lo pone, su aspecto parece envejecer veinte años.
Con el biberón en la mano, el hombre se acerca hasta la chica dando pasitos de muñeca. Después se sienta en su regazo y ella le acerca el biberón a la boca. La forma de succionar del hombre hace que su rostro recuerde al de un pez que besa el cristal de su acuario.
-El fin de semana nos vamos a la playa –dice derramando algo de leche entre sus labios.
La chica sostiene el biberón en alto, dejando una pausa para que el hombre tome aire.
-Tenemos una piscina en la que cabría un barco y ellos se empeñan en ir a la playa.
Cuando la chica vuelve a acercar el biberón, él lo aparta de un manotazo y se tumba en la cama, en posición fetal. Ella se levanta y coge el chupete de la bolsa de deporte.
-Si ellos son felices, yo también lo soy.
El hombre cierra los ojos con una sonrisa aplastada en la cara. La chica le introduce el chupete con suavidad y después le acaricia el pelo. Le acaricia el pelo una y otra vez hasta que el hombre se duerme.

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