Más cosas encerradas dentro de otras cosas. Esta vez es una enorme tarta falsa en una despedida de soltero. Una de esas tartas de cartón donde se suele ocultar una stripper. Un grupo de jóvenes, frentes perladas de sudor, los cerebros atontados por el alcohol y la excitación de interpretar la entrada de la tarta sobre una tarima con ruedas como un inminente número érotico. Pero no es una stripper lo que encierra la tarta. Es un ciervo. Un ciervo que rompe el cartón con su intrincada cornamenta y gime encabritado bajo la luz del salón privado del restaurante. Ni siquiera da tiempo a sentir miedo. Sólo puedes contemplar los movimientos estéticos del ciervo desembarazándose de la tarta. La elegancia y el cuello fibroso y el diseño caótico pero majestuoso de los cuernos. El patético grupo de jóvenes con las pollas semierectas y alguna especie de verdad primigenia reflejada en el rostro satánico del animal.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
Al final les excita un poco. Les han dado el cambiazo pero hasta cierto punto. Las pollas semierectas.
Joder, este relato es bellísimo. Sin ironía.
Puto Oro
Publicar un comentario